Se acerca el fin de año y muchos de nosotros empezamos a revisar lo que sucedió en este largo o corto año de vida. Muchos están satisfechos, otros se encuentran confundidos, tristes o frustrados y algunos más sienten que ya no pueden más
Es común encontrar que mis consultantes se encuentran en crisis porque cuando lo que han vivido les ha sacudido la vida, no saben qué hacer, hacia dónde dirigir su atención y su energía o qué pasos dar.
Por supuesto, lo primero y lo importante, es sacar de la crisis a la persona y ayudarle a adquirir herramientas emocionales para afrontar y gestionar las crisis y los cambios.
Pero lo que para mí tiene más importancia, cuando llega el momento de la tranquilidad, es planear para que en un futuro ese consultante pueda saber que a pesar de los reveses de la vida, es posible no perder el foco y no perderse a uno mismo.
Planear no es tan fácil como se cree, pero tampoco es "dificilísimo"; requiere un esfuerzo de autoconocimiento y análisis de la realidad que puede llegar a ser doloroso, pero que está lleno también de sorpresas y de esperanza.
Si tú estás pensando en tus propósitos de año nuevo, te invito a que esos propósitos se vuelvan objetivos y a qué planeés tu futuro, de manera que no se queden en buenos deseos y puedas ver el fruto de tu esfuerzo, reflejado en una vida plena y feliz.

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